¿Tratamos igual a nuestros hijos? ¿les exigimos lo mismo a uno u a otro?
Hace unos días me hacía esta pregunta después de participar con Pilar de Mamá Full Time en su ReaLife en la cual nos preguntaba si educábamos por igual a niños y a niñas.
En ese aspecto, la cuestión está clara: Si, ambos reciben la misma educación, podéis ver mi respuesta en su post : ReaLife: La Igualdad se Aprende Ejerciéndola.
¿Exigimos demasiado a nuestros hijos?
En cuanto a exigencia, ahí ya no es igual, ¿por qué? ¿por qué exigimos más o menos a nuestros hijos? ¿es bueno? ¿es malo? ¿deberíamos ser más tolerantes?
No estoy hablando de ser exigentes con castigos, exigentes de autoridad, no, no me refiero a ese tipo de exigencia si no a lo que esperamos de cada niño dependiendo de la capacidad de cada uno, de su preparación y de su madurez.
Os explico con un ejemplo, como ya sabéis, tenemos dos peques (ya no tan peques), un niño de 7 años y una niña de 9 que pronto hará 10.
¿A quién exigimos más? ¿por qué?
Pues a la niña por su capacidad, madurez e inteligencia. Sabemos que puede dar mucho más, sabemos que es capaz de hacerlo, pero necesita que estemos encima de ella para que no se despiste. Es una niña muy inteligente y espabilada, desde siempre ha demostrado que es mucho más madura y responsable así como pícara.
Su hermano, ya no es porque sea más pequeño, es que es más noble, inocente e infantil y como padres, sabemos hasta dónde llega cada uno.
¿Esto es malo? pues sinceramente yo creo que no. Como padres, conocemos a la perfección a nuestros hijos y tenemos que ser conscientes de dónde está el punto perfecto de la educación que damos a nuestros hijos.
Como dice el Dr. Julio Volenski (Médico Psiquiatra Infantil y de la Adolescencia. Magister en Educación Superior): ” Para educar no hay reglas ni recetas. Todo depende del niño, de su ambiente , su personalidad, si tiene hermanos, su ubicación entre ellos… Hay que observar… Saber si son felices o no, lo que pueden hacer, qué les cuesta más, qué les gusta. Cada hijo es distinto y por ende hay que exigirle a su medida.”
Nosotros , por ejemplo, sabemos que la niña es capaz de sacar notas altas, siempre lo ha hecho y no le ha sido difícil conseguirlo, por eso, cuando alguna vez se le ha trabado un tema, y la nota no ha sido la que normalmente saca, es porque o bien no se ha esforzado lo suficiente, se ha confiado o de verdad no entiende algo.
¿Cómo hemos actuado ante tal situación?
Primero averiguar cuál era el verdadero motivo de esa nota baja, si entiende el tema, si tiene dudas, si ha estudiado lo suficiente, si ha estado concentrada.
Una vez hecho los descartes, la mayoría de las veces es porque se ha confiado, y eso no es bueno, por lo que le hemos exigido concentración, le hemos explicado lo importante de estudiar, de repasar y que eso de que ella piense que es fácil y ya se lo sabe, no vale.
Por desgracia, tenemos un programa de educación pésimo, donde toda la materia que dan a lo largo del curso es más que mejorable, ya que van a matacaballo, dando muchas cosas en muy poco tiempo sin ahondar en ello. Y lo que es peor y ya demostré al principio de curso, hay temas que son 100% exactos al año pasado, mismo texto y mismas fotos, y si no mirad:

Imaginaos, os encontráis un tema que ya visteis el año pasado, que es igual, que pone lo mismo, con las mismas imágenes, ¿lo estudiáis, os motiva o pensáis que ya os lo sabéis y es aburrido? pues adivinad qué harán ellos…
Si el problema es porque no ha entendido un concepto, ahí estamos para ayudarla, le explicamos, hacemos todo cuanto esté en nuestra mano para ayudarla y le quitamos importancia al asunto animándola al siguiente problema, haciéndoselo ameno, divertido y participativo.
Ahora el niño, digamos que aun no ha tenido que ponerse “serio” en los estudios, está empezando como aquel que dice, pero ya tenemos muy claro hasta dónde puede llegar, y estaremos encantados de ayudarle a conseguirlo.
Os he puesto un ejemplo sobre los estudios, pero es igual para el deporte, sus hobbies, sus aficciones, sus quehaceres domésticos etc.
Jamás debemos acelerar la madurez de un niño exigiendo algo que esté por encima de sus posibilidades en ese momento con frases como: ” tienes que hacerlo antes que los demás”, o ” ya deberías saber hacerlo”. Esas cosas no por favor, así minamos la confianza del niño, le haremos inseguro. Debemos exigir progresivamente a su madurez y si en algún momento vemos que el niño se angustia, frenar, revaluar y escuchar al peque.
Ante todo son niños, y nosotros su padres, tenemos que encontrar el punto perfecto en la balanza que equilibra sus vidas. No exijamos metas altas a todos porque no todos son/somos iguales. Si el niño no lo consigue ya que le parecen inalcanzables esas metas, puede acabar siendo inseguro, con una baja autoestima y sin emotividad.
Si estamos siempre encima del niño exigiendo, quizás es porque nos estamos exigiendo a nosotros mismos demasiado ¿no creéis?. El niño debe ser maduro y autónomo para hacer ciertas cosas por si mismo, no porque nosotros queramos que las haga.
En resumen:
- No todos los hijos son iguales
- La educación no viene en ningún manual
- Debemos apoyar, motivar y ser realistas en cuanto a las capacidades de cada hijo.
- Jamás humillar a los niños.
- Reconocer y corregir nuestros errores.
- Escuchar a nuestros hijos y acompañarles en la madurez.
¿Se te ocurre algún punto más para agregar? ¿qué opinas tú, exiges demasiado a tus hijos?
Mira los posts relacionados




También te puede interesar
¿Exigimos demasiado a nuestros hijos? comentarios en «3»
Deja una respuesta
Finalidad » Gestionar los comentarios.
Legitimación » Tu consentimiento.
Destinatarios » Los datos que proporciones mediante este formulario serán tratados por Lydia Almansa como responsable de Historias de pitufines, con la única finalidad de poder responder a tu comentario. Estos datos estarán almacenados en el servidor de Induscomp, situado en la Unión Europea.
Derechos » Puedes ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y supresión enviando un correo electrónico a contacto@historiasdepitufines.com
Puede que cada colegio o grupo sea distinto, pero yo lo que veo es mucha competitividad entre los propios padres. A veces veo padres que exigen que su hijo sea igual o mejor que otro, porque son de la misma clase, porque son de la misma edad… Sin pararse a pensar que cada niño es único, distinto y diferente del niño de la mesa de al lado. Padres que ponen a un niño de 6 años a estudiar “toda la tarde” porque mañana tiene un examen de matemáticas (3 sumas en un folio)… A mi esas cosas me parecen aberrantes. A la larga esos niños estudian para sacar nota, pero no tienen curiosidad intelectual, imprescindible para que una cosa quede en el cerebro para siempre. Estudian algo y lo olvidad en días. Al final, solo tienen unas notas, pero nada de cultura. Es muy complicado con esta forma de educar, tan robotica. Un Saludo!!
Lo que está claro es que hay que respetar el ritmo de cada niño y pedirle que haga aquello que esté preparado para hacer. En mi opinión, se trata de acompañarles en su crecimiento y la madurez pero sin agobiarlos en exceso.
Coincido con Rocio en que muchas veces somos los padres los que los metemos en competiciones innecesarias donde quienes salen perdiendo son ellos.
Totalmemte de acuerdo contigo. No podemos exigir lo mismo a nuestros hijos porque cada uno tiene una personalidad y capacidades diferentes lo que yo creo que debemos hacer como padres es observarles para intentar sacar todo su potencial.