Pocas somos las madres y los padres que no hemos experimentado el estrés y la desesperación al vernos incapaces de calmar los llantos incontrolables de nuestros bebés. A partir de los primeros 15 días de vida y hasta los cuatro meses, los cólicos del lactante pueden volver angustiosa la cotidianidad de los recién nacidos. Aunque se trata de un trastorno pasajero y habitual en el desarrollo de bebés sanos, los intensos sollozos que provoca, que pueden prolongarse hasta tres horas (durante tres o más días durante varias semanas), hacen inevitable que nos preguntemos cómo evitarlo.
Consejos para prevenir el cólico del lactante
La prevención, la mejor aliada
Para enfrentar un síndrome como este, del que se desconocen sus causas concretas, anticiparnos será la mejor estrategia. Además de informarnos sobre sus síntomas para saber cuándo acudir al pediatra, podemos seguir una serie de recomendaciones, relacionadas con los distintos factores implicados en su aparición, que contribuyen a prevenirlos. Entre los consejos más citados por especialistas destacan algunos como estos: la lactancia y el control de la dieta materna, los suplementos probióticos y los ejercicios de fisioterapia.
La lactancia, protección natural
Aunque afecta a entre el 6% y el 20% de los lactantes menores de cinco meses, este trastorno presenta ciertas variaciones en función del tipo de alimentación. Son, según la Asociación Española de Pediatría, los bebés alimentados con leche de fórmula los que sufren más cólicos. La composición nutricional de la leche materna inhibe en mayor medida la aparición de problemas digestivos relacionados con los cólicos, por lo que es recomendable que, al menos hasta los seis primeros meses de vida, apostéis por la lactancia. Si optáis por la alimentación con biberón el primer año, escoged un modelo anti-reflujo, pues es clave para evitar que el bebé trague demasiado aire y, que, por tanto, acumule gases.
Control médico de la dieta materna
Si bien hay conclusiones contradictorias, algunas investigaciones consideran que ciertos cólicos pueden derivar de la intolerancia infantil a determinados alimentos o que algunos de ellos, como las bebidas gaseosas y estimulantes y los que contienen alérgenos (como la leche de vaca, el huevo o los frutos secos) aumentan la posibilidad de generarlos. Así que, si eres una madre que lacta, puedes encontrar útil pedir a tu médica un control preventivo de los efectos de tu dieta.
Probióticos, una ayuda extra
La microflora intestinal desempeña un papel clave durante los primeros meses de vida, por lo que fortalecer el desarrollo del sistema inmunológico de nuestros bebés puede resultar beneficioso. Aunque es una hipótesis en exploración, ciertos estudios defienden que la inclusión, bajo supervisión pediátrica, de suplementos probióticos en la alimentación de los pequeños impide el desarrollo de bacterias vinculadas con la aparición de cólicos.
Masajes, ejercicios sanadores
Finalmente, algunos ejercicios de fisioterapia, como dar a tu bebé suaves masajes en el abdomen o estirar y flexionar sus piernas, son un cuidado tan sencillo como útil para evitar la retención de gases e, incluso, aliviar los dolores cuando el cólico se manifiesta.
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1 comentario en «Consejos para prevenir el cólico del lactante»
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Con mi pareja hemos hecho de todo para prevenir que nuestros mellis tengan cólicos, uno de ellos reaccionó bien, aunque la niña nos ha dado un poco más de faena. Pero, ¡Animos! que esa etapa se supera y todo vuelve a la “normalidad”, solo hay que tener un poco de (o mucha) paciencia y entender por lo que están pasando